Las incubadoras son máquinas que crean un ambiente ideal para la eclosión de los huevos, controlando diferentes parámetros, como la temperatura y la humedad.
Las partes más importantes son:
Es importante limpiar y desinfectar la incubadora después de cada incubación para remover la suciedad y los resptos de cáscara, que, combinados con el calor y la humedad, pueden crear un entorno favorable para la proliferación de bacterias.
En primer lugar, el enchufe de la incubadora debe estar desenchufado para límpielo de cualquier residuo. Limpie cuidadosamente las piezas de la máquina con una solución desinfectante y una toalla de papel y luego enjuague con agua tibia.
Secar bien cada superficie y si puede, limpie las zonas eléctricas con un chorro de aire comprimido
Garantizar una manipulación constante de los huevos es esencial para una eclosión adecuada, ya que evita que el embrión se adhiera a la membrana de la cáscara, permite la transferencia de proteínas de la albúmina al líquido amniótico y favorece el crecimiento de los vasos sanguíneos, aumentando la absorción de oxígeno.
Las opciones para girar los huevos con regularidad pueden ser manuales o totalmente automatizadas. En el caso manual hay que realizar la acción manualmente, después de lavarse las manos, hay que girar los huevos de 3 a 5 veces al día girándolos al menos 90°.
En cambio, en el caso de un proceso automatizado, la máquina utiliza un accesorio especial para voltear los huevos, que se conecta a la incubadora.
A tres días de la eclosión, es muy importante tomar algunas medidas básicas:
En este punto, es esencial no abrir más la tapa de la incubadora y no realizar ninguna otra operación hasta que los huevos hayan eclosionado definitivamente.